lunes, 9 de diciembre de 2013

Celebrando la Vida


Hace unos días y con motivo del fallecimiento de Nelson Mandela estaba viendo noticias y me llamo la atención que mostraron a un grupo de personas de raza negra bailando. El periodista comenta que las personas no están bailando por  la muerte de Mandela sino que estaban bailando celebrando su vida. Para los amantes del cine hay una cita similar que aparece en la película brigada 49 (Ladder 49) donde casi al final de la película se está en el funeral de un bombero y el comandante solicita que todos los presentes aplaudan celebrando la vida del bombero fallecido.



No dejó de llamarme la atención el cambio de paradigma respecto de cómo se vivencia la muerte. Lo tradicional es enfocarnos en la perdida de la persona querida y en el vacío que suele dejar en los más cercanos.  Pero cuantos de nosotros reparamos en celebrar la vida?? he tenido la suerte de conocer a un par de adultos mayores que han encarnado este principio si bien algunos de ellos ya no se encuentran vivos definitivamente son de las personas que le sacaron el jugo a la vida disfrutando de ella al máximo. Si bien es innegable que dejan una carencia es fácil suplirla al recordar sus vivencias y “tonterías”. Varios de ellos se podían comportar como una persona muy seria y al minuto siguiente ser más inmaduros que un adolescente de 15 años.
 
 
 

El final de la vida es solo una etapa más en la que dejamos un recuerdo que perdurara en las personas más queridas sean familiares o amigos. Por lo mismo es importante no dejar de contactarnos con quienes nos importan salir, jugar, ir al cine, conversar tomar una cerveza o un café. En fin todas estas actividades terminan siendo una excusa para lograr el fin último que es relacionarse como personas esencialmente sociales, no nacimos para estar solos.

En varias de nuestras culturas probablemente no se estile bailar como bailaban quienes celebraban a Mandela, pero es importante que a nuestra manera logremos sacar el provecho de nuestros años desde el inicio hasta que nos toca partir. Si bien va a haber pena es importante centrarnos en lo realmente importante celebrar la vida como si fuéramos un niño que está experimentando por primera vez en el mundo.
 
 

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