sábado, 12 de julio de 2014

PARA MEDITAR


Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.


ABUELOS



Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.



También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

Angeles Caso . Escritora y periodista española.


FOR  TO  MEDITATE.

 


It will be because three of my dearest friends have faced unexpectedly these Christmas to serious diseases. Or because, luckily for me, my partner is a man who owns nothing material but has the heart and healthier head I have ever met and each day I learn of something valuable. Or perhaps because, at this point in my life, I have lived already enough good times and bad times as to start to put things on your website. Perhaps, it will be because some blessed angel of wisdom has gone through here by and stopped to get a puff of his breath up to me. The case is that you I feel - at least the feeling - of that I begin to understand a little of what's this called life.

Almost nothing of what we believe it is important I think. The success, power, or money, beyond what is necessary to live with dignity. Passage of the crowns of laurels and dirty flattery. Same as step in the mud of envy, Backbiting and non-judgment. Device to the plaintive and Moody, the selfish and ambitious aspiring to stand in tombs filled with honors and bank accounts, on which no one spill a single tear that fit a tiny particle of real worth. I hate the luxury cars that get dirty, ripped out coats of a warm and throbbing body, jewels made on the plight of men slaves who suffer in the mines of emeralds and gold in Exchange for a piece of bread.

ABUELOS



Reject the cynicism of a society that thinks only of his own welfare and ignores the discomfort of others, based on which builds its waste. And the indifferent damned who never get into trouble. I draw the finger hypocrites who deposited a coin into the piggy banks of the missions but do not share the table with an immigrant. That you applaud when you are Queen and you leave when you go pustules. Believe that it is only important to have and display rather than feel, think, and be. 

And now, now, in this moment of my life, I don't want to almost nothing. Only the tenderness of my love and the glorious company of my friends. A few laughs and a few words of affection before I go to bed. The sweet memory of my dead. A couple of trees to the other side of the glass and a piece of sky that light and night look. The best verse in the world and the most beautiful music. Moreover, it could eat boiled potatoes and sleep on the floor while my conscience is calm.




Love too, that Yes, maintain freedom and critical thinking for which I pay warmly all the price that has to pay. I want all the serenity to cope with the pain and all the joy to enjoy the good things. A moment of beauty on a daily basis. Take desperately from least to those who have to go because I was lucky to have had my hand. Not be never back anything. Keep crying whenever something deserves it, but do not complain of no nonsense. Not converted me never, ever, in a bitter woman, pass happens. And the day that touch me disappear, a handful of people think that it was worth that I walk a bit around here. I just want that. Almost nothing. Or everything. 

Angeles  Caso. Spanish journalist and writer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario