jueves, 10 de julio de 2014

Adaptacion Casas



Adaptar la casa para vivir mejor.

Para la gente anciana, las condiciones de su vivienda son tan importantes como el estado de salud, y muchas veces las personas mayores de edad terminan en asilos no porque estén muy enfermas sino porque no pueden realizar las actividades de la vida diaria.

Es por ello que un grupo en Baltimore, Estados Unidos, ha lanzado una campaña para hacer reparaciones domésticas menores y enseñar actividades, a fin de ayudar a los ancianos a vivir más tiempo en sus casas.
Carpinteros, albañiles, terapeutas y enfermeras ingresarán a los hogares de 800 ancianos pobres en Baltimore a fin de hacer pequeños arreglos en sus casas, lo que eximiría a los ancianos de ir a hogares colectivos y ahorraría millones de dólares al erario público.

“Unos cambios menores podrían marcar una gran diferencia”, explicó Sarah Szanton, profesora de enfermería en la Universidad Johns Hopkins y directora del proyecto. “No se trata de darles exámenes de salud, sino de exámenes de funcionalidad, ¿qué actividades cotidianas pueden hacer?”
La pérdida de la independencia en uno de los principales temores de la gente de edad avanzada. Pero un sondeo reciente muestra que muy pocos entienden los cambios que deben hacer en sus rutinas diarias para prevenir las enfermedades y el deterioro gradual que afecta a todos los mayores de 70 años.

Cuando se les pregunta sobre cuál sería su situación preferida en la vejez, la mayoría de los estadunidenses mayores de 40 años dice que sus prioridades son tener una casa de un solo nivel sin escaleras, que esté cerca de sus hijos y de sus médicos, según la encuesta entre Associated Press y el Centro de Políticas Públicas NORC.
Sin embargo, lo más probable es que esas condiciones no serán suficientes.
Para Szanton, adaptar las viviendas de los ancianos a sus capacidades particulares es la clave para que las personas de mayor edad conserven su independencia.


El sondeo, llamado Capable tiene como objetivo definir esos parámetros. Tras cuatro meses de estudiar las viviendas de 10 ancianos, el equipo de expertos modificó las residencias — incluyendo remodelaciones ofrecidas sin costo alguno pero que costarían unos mil100 dólares — para ayudar a estos ancianos a vivir con dignidad.

Cifras oficiales muestran que casi uno de cada cinco ancianos tiene dificultades para realizar sus actividades cotidianas, como caminar o bañarse. Tales dificultades se agravan cuando hay pasillos demasiado angostos para recibir sillas de ruedas, retretes demasiado bajos o mostradores de cocina demasiado altos. Por otra parte, casi una tercera parte de todos los adultos mayores sufren al menos una caída al año, y la mayoría lo hace dentro de sus hogares, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

“Uno no piensa en esas cosas”, comentó Hattie Watties, quien lleva 36 años viviendo en su casa en Baltimore, cerca de sus hijos y nietos. “Uno simplemente hace lo que tiene que hacer”.
Para Watties, de 74 años, ello significaba encaramarse en el mostrador de la cocina para alcanzar los platos y vasos. Para bajar al sótano a lavar la ropa, debido a su dificultad para bajar escaleras, tiraba la ropa primero y luego lentamente bajaba.
Eso se acabó: un carpintero, bajó los estantes de la cocina para que Watties pueda alcanzarlos, le instaló un pasamanos en la escalera y le enseñó cómo usar una bombilla de ahorro eléctrico para iluminar la escalera. El artefacto que más beneficio ha dado es una baranda doble para las escaleras, que permite a la persona colocar el peso de los dos lados.

Alberta Hough no puede siquiera probar bocado, pues le tiemblan tanto las manos que cuando trata de meterse algo a la boca se le cae la comida. Su vida no es fácil. A duras penas puede meterse en la bañera, que no tiene una barra para sostenerse. Se tropieza con las losas sueltas del piso. No puede bajar bien las escaleras porque no hay baranda de donde sujetarse. En la puerta trasera hay una rampa, pero es demasiado endeble para soportar el peso de su silla de ruedas.
Los carpinteros instalaron nuevas balandras a las escaleras y en el baño, ajustaron la altura del retrete y añadieron barras para sujetarse. Las baldosas del piso que estaban sueltas las reemplazaron y arreglaron la rampa.
En cuanto a la capacidad de llevarse la comida a la boca, la terapeuta Allyson Evelyn-Gustave recomendó un recurso poco conocido: platos y vasos especiales con pesas que contrarrestan el movimiento de las manos.
Los utensilios especiales cuestan apenas 20 dólares y son una de las muchas sugerencias baratas ofrecidas por el sondeo. Hasta ahora la hija de Hough creía que la única solución era contratar a una enfermera para que le dé de comer a su madre, algo que la ella detestaría.

La remodelación de cada vivienda cuesta en promedio 4 mil dólares y tarda unos cuatro meses, incluyendo las modificaciones físicas y los salarios de los contratados. En promedio, el servicio en un hogar de ancianos en Estados Unidos es de unos 6 mil 700 dólares al mes por lo que hasta una demora leve podría hacer incrementar los costos agudamente.

FUENTE  :  REVISTA  VIDA +


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