La opción de
vivir con amigos gana cada vez más adeptos.
Han pasado muchos
años, más de tres décadas desde que tres mujeres que habían superado la
sesentena y otra que se había adentrado en los 80, mostraban en la pequeña
pantalla su vida en común. Las cuatro compartían piso tras divorciarse o
quedarse viudas. Hablamos de la comedia Las chicas de oro, una serie que rompió
moldes, siempre entre risas, por mostrar los avatares de la vida de cuatro
mujeres mayores.
Treinta y un años
después de la emisión de su primera temporada (le seguirían otras seis más),
Las chicas de oro regresan como modelo de convivencia en la edad madura.
Expertos aseguran que cada vez más, los mayores escogen para vivir la compañía
de otros mayores, bien en pisos compartidos o bien en sus propios domicilios,
en los barrios donde tienen los amigos de su misma edad de toda la vida.
Así lo indica,
entre otros, Mayte Sancho, directora científica de Matia Instituto
Gerontológico, quien cree que esta tendencia va a ir a más a medida que aumenta
este grupo poblacional. ¿Por qué? Esta gerontóloga cree que las generaciones
más jóvenes tienen más claro que el cuidado de la salud y la atención a sus
necesidades son responsabilidades de cada uno, ni de la mujer o el marido, ni
de los hijos, sino “de cada uno”. Y desde esa perspectiva, buscan otras soluciones
no tradicionales para afrontar esa etapa de la vida en la que los amigos y los
vecinos tienen una presencia muy importante.
Mayte Sancho ha
dirigido una encuesta sobre cuidados, realizada entre 4.600 personas, entre
ellas, un millar de profesionales, promovida por la Obra Social La Caixa, que
revela que al 42,3% de las personas les gustaría seguir viviendo en su propio
hogar, incluso cuando necesiten ayuda, mientras que tres de cada diez abren la
posibilidad a trasladarse a una residencia de personas mayores. Un 3%, por su
parte, responde que le gustaría vivir en un piso compartido con amigos, donde
cuidar y ser cuidados. Sólo un 4,5% ve en el hogar de su hijo el lugar donde
acudir cuando la salud y la fuerza se vayan deteriorando.
“La tendencia a vivir solos, aunque acompañados por amigos y
vecinos, como la de compartir pisos irá ganando cada día más adeptos, entre
otras cuestiones, porque la mentalidad de los mayores es distinta a la que
había antes (y que aún perdura en los que tienen más años), señala Mayte
Sancho. Los nuevos mayores creen en el autocuidado y en su responsabilidad en
el tema de la salud, a la vez que tienen mucho más interiorizados conceptos
como ser independiente y la asunción de sus propias decisiones. “No renuncian a
la familia, por supuesto, su principal apoyo emocional. Pero no quieren
depender de sus hijos”, aclara. “Es una decisión personal, que nada tiene que
ver con el desapego. Ni mucho menos. Yo me atrevería a decir que ahora los
lazos familiares son incluso más sanos, en el sentido de que se salvaguarda la
independencia de todos y eso ayuda a la convivencia”, señala Anna Freixas,
catedrática de Psicología ahora jubilada y autora del libro Tan frescas. Las nuevas mujeres
mayores del siglo XXI (Paidós).
Es el caso de
Blanca M., 70 años. Separada, con dos hijos y varios nietos, vive en un piso de
alquiler en solitario. Se encuentra en “perfecto estado de salud”, lleva una
vida independiente y siempre está dispuesta a echar una mano a sus hijos con
los nietos. “Hay que decir que ellos no abusan en absoluto. Tienen claro que
son los responsables de los niños y sólo acuden a mí en momentos determinados”,
aclara. Blanca es la mayor de un grupo de tres amigas “de toda la vida” que
están a punto de jubilarse y que se trasladarán a su piso, ubicado en el centro
de Madrid, a medida que esa situación vaya llegando. “Lo acordamos así hace ya
algunos años, cuando fuimos apagando cada vez más velas y en nuestras
conversaciones se empezaron a incluir temas de este tipo. ¿Por qué hemos
retrasado el vivir juntas hasta la jubilación? Porque la etapa del trabajo es
un periodo distinto, en el que cada una lleva una vida distinta, con horarios
diferentes. Y creímos que lo mejor era compartir el piso cuando se acabara el
salario y llegara la pensión que es más modesta y los tiempos y el ocio son
distintos. Y compartiríamos gastos”. Blanca M., abogada, cree que es la mejor
opción “para todos”. “No queremos ser una carga para nadie y menos para
nuestros hijos. De hecho, les duele el pensamiento de ser una carga. “Y, sobre
todo, queremos ser independientes, que nadie se meta en nuestras decisiones, y
eso sólo se puede hacer si vives fuera del entorno familiar y mantienes un
buen estado de salud”. A este respecto también tiene claro que en el caso de
que necesiten ayuda, “será más fácil compartir los gastos de un profesional
entre las cuatro”.
Teresa Hernández,
de 73 años, profesora jubilada, decidió hace tiempo que no vendía su piso y se
compraba uno cerca de sus hijos, como estos le aconsejaban. “Me gusta mi vida,
la que he organizado en mi barrio estos últimos 40 años y no creo que tenga
sentido desmontarla por cumplir años”, señala. Prefiere su comunidad, con los
amigos de toda la vida con los que sale, viaja y va de compras y que se ayudan
cuando es necesario. “Lo importante es mantener las relaciones sociales. Esa es
la verdadera clave para afrontar esta etapa de la vida”, insiste. Sólo en el
caso de que la salud le fallara y necesitara de una atención diaria se
plantearía otras opciones. “Pero espero que no ocurra, la verdad, y que la ley
de Dependencia funcione de verdad”, indica.
Fuente : La
Vanguardia
The option to live with friends wins more and more fans
Many years have passed, more than three decades since three women who had passed the sixties and another one that had entered in the 80, showed in the small screen their life in common. The four shared the floor after divorcing or staying widows. We talk about the comedy The Golden Girls, a series that broke molds, always between laughs, to show the avatars of the lives of four older women.
Thirty-one years after the issuance of her first season (followed by six more), The Golden Girls return as a model of coexistence in middle age. Experts say that more and more, the elderly choose to live the company of other seniors, either in shared flats or in their own homes, in neighborhoods where they have friends of the same age of life.
This is indicated by, among others, Mayte Sancho, scientific director of Matia Gerontological Institute, who believes that this tendency will go more as this population group increases. Why? This gerontologist believes that the younger generations are clearer than health care and attention to their needs are the responsibilities of each, not the wife or husband, or children, but "each one." From that perspective, they look for other non-traditional solutions to face that stage of life in which friends and neighbors have a very important presence.Mayte Sancho has conducted a survey of 4,600 people, including a thousand professionals, promoted by the Obra Social La Caixa, which reveals that 42.3% of people would like to continue living in their own home, Even when they need help, while three out of ten open the possibility to move to a nursing home. A 3%, on the other hand, responds that he would like to live in a shared apartment with friends, where to take care and be cared for. Only 4.5% see their child's home where they go when health and strength deteriorate.
"The tendency to live alone, although accompanied by friends and neighbors, as the sharing of flats will gain more and more supporters, among other things, because the mentality of the elderly is different from what was before (and still lingers in the Which have more years), says Mayte Sancho. The new elders believe in self-care and responsibility in health, while they have much more internalized concepts such as being independent and the assumption of their own decisions. "They do not give up the family, of course, their main emotional support. But they do not want to depend on their children, "he says. "It is a personal decision, which has nothing to do with detachment. Not much less. I would dare to say that family ties are even healthier now, in the sense that it safeguards the independence of all and that helps to coexist, "says Anna Freixas, a professor of psychology now retired and author of the book Tan fresco. The new elderly women of the 21st century (Paidós).
This is the case of Blanca M., 70 years old. Separated, with two children and several grandchildren, she lives in a flat for rent alone. She is in "perfect health", leads an independent life and is always willing to lend a hand to her children with the grandchildren. "It must be said that they do not abuse at all. They are clear that they are responsible for the children and only come to me at certain times, "he clarifies. Blanca is the eldest of a group of three "lifelong" friends who are about to retire and will move to their flat, located in the center of Madrid, as that situation comes. "We agreed that way a few years ago, when we were putting out more and more candles and in our conversations began to include subjects of this type. Why have we delayed living together until retirement? Because the stage of work is a different period, in which each one leads a different life, with different schedules. And we thought it best to share the floor when the salary was over and the pension that is more modest arrived and the times and leisure are different. And we would share expenses. " Blanca M., a lawyer, believes that it is the best option "for everyone". "We do not want to be a burden to anyone and less to our children. In fact, they hurt the thought of being a burden. "And, above all, we want to be independent, that no one gets involved in our decisions, and that can only be done if you live outside the family environment and maintain a good state of health." In this regard it is also clear that in case they need help, "it will be easier to share the expenses of a professional between the four".
Teresa Hernandez, 73, a retired teacher, decided long ago that she did not sell her apartment and bought one near her children, as they advised her. "I like my life, which I have organized in my neighborhood for the last 40 years and I do not think it makes sense to dismantle it for years," he says. He prefers his community, with lifelong friends with whom he goes out, travels and goes shopping and helps each other when necessary. "The important thing is to maintain social relationships. That is the real key to face this stage of life, "he insists. Only in the event that health fails and needs daily attention would other options arise. "But I hope it does not happen, the truth, and that the law of Dependency really works," he says.
Source: La Vanguardia
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